Los microcréditos suponen la única alternativa de financiación para muchas personas bien en una difícil situación económica, bien defensoras de proyectos innovadores que no consiguen atraer el interés de los grandes bancos.
Los emprendedores saben de primera mano de qué estamos hablando, pues a menudo se ven inmersos en una espiral de falta de financiación al no cumplir los estrictos requisitos impuestos por las tradicionales entidades bancarias en la concesión de créditos, sobre todo aquellos que apuestan por ideas o sectores sociales a priori excluidos. Y es que, el sistema crediticio apuesta generalmente por “caballos vencedores” que tienden al convencionalismo… Hasta ahora.
Los nuevos “microcréditos verdes”, minipréstamos que tratan de impulsar el empleo de energías renovables por parte de poblaciones desfavorecidas, suponen un soplo de aire fresco para quienes desean garantizar el acceso de estas personas a nuevas formas de energías, más sostenibles y saludables, más justas y respetuosas.
Hoy martes, 5 de junio, Día Mundial del Medioambiente, os desvelamos algunas claves del éxito de estos créditos pensados para aportar apoyo financiero a ideas ecoeficientes en países en vías de desarrollo o emergentes.
¿En qué consisten los microcréditos verdes?
Los microcréditos verdes son créditos rápidos de pequeñas cantidades que tratan de financiar la adquisición, por parte de personas excluidas del sistema financiero tradicional, de equipos de bajo consumo energético para que puedan limitar su gasto, restringir el índice de contaminación, incrementar su salud y seguridad, pero, ante todo, crear y desarrollar una actividad empresarial que cuente con energía barata para así reducir los costes y aumentar los beneficios.
¿Quién puede solicitar un microcrédito verde?
Este tipo de créditos se dirige a personas desfavorecidas que viven en países en vías de desarrollo, normalmente en comunidades rurales, y que desean poner en marcha un negocio.
¿Dónde se pueden solicitar?
Entidades como ADA, organización no gubernamental aprobada y cofinanciada por la Cooperación al Desarrollo y Acción Humanitaria de Luxemburgo, y dedicada a las “finanzas inclusivas” es un buen ejemplo del tipo de entidad que ofrece este tipo de apoyo financiero.
Un caso de éxito: FINCA y sus SHS
FINCA, fundación estadounidense especializada en microcréditos, creó hace diez años un proyecto para hacer posible el autoabastecimiento de electricidad a través de lo que denomina “Solar-Home-Systems» (SHS), instalaciones fotovoltaicas que garantizan la autonomía del suministro eléctrico sin necesidad de conexión a la red. Hoy en día, FINCA financia proyectos como este en diferentes aldeas de Uganda. Un agente, experto financiero, de FINCA negocia individualmente las condiciones de devolución del crédito. La cuota mensual no debe superar nunca la cantidad que un hogar gastaría de otro modo en los medios habituales de abastecimiento energético y obtención de luz, como queroseno, velas y baterías. Para facilitar el éxito del proyecto, una compañía privada se encarga de la instalación del equipo y de su mantenimiento.
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