Todos quieren tener mucho dinero y no preocuparse por sus gastos. Pero parece que ahorrar y multiplicar los fondos les resulta más fácil a unos que a otros. Muchas personas, aunque a veces no ganan una fortuna, nunca tienen la cuenta en números rojos, saben lograr sus metas financieras y toman decisiones económicas que les salvan de cualquier imprevisto. ¿Cuál es su secreto? La respuesta es simple: una buena formación financiera.
Educación financiera: ¿de qué se trata?
Comencemos por lo básico: ¿qué es la educación financiera? En pocas palabras, la educación financiera significa la comprensión del funcionamiento de los mecanismos que están detrás de la economía. Además, es la capacidad de entender y saber aprovechar la oferta ofrecida por diferentes entidades financieras y, con base a la información proporcionada, tomar decisiones económicas razonables. Orientarse en el mundo de las finanzas es crucial para administrar bien el dinero y saber lidiar con las situaciones difíciles que, desgraciadamente, se nos presentan en la vida.
¿Es la formación financiera algo para todos?
En el pasado, la educación financiera era accesible solo para algunos grupos sociales, en su mayoría hombres que podían permitirse pagar estudios superiores en escuelas de élite. A día de hoy, prácticamente todo el mundo puede (¡y debe!) aprovechar la posibilidad de aprender a controlar sus finanzas de manera sensata. Dado que el acceso a este tipo de conocimiento es tan fácil y la oferta de formación es tan amplia, los conceptos básicos de economía se pueden presentar incluso a los más jóvenes.
¡Sé un buen ejemplo para tus peques!
Aunque sea muy deseable, las escuelas no preparan a los niños para que hagan frente a todos los desafíos financieros que se les pueden presentar en el futuro. Los profesores introducen algunos términos elementales, pero sin duda no es suficiente para que los jóvenes sepan cómo comportarse ante los varios inconvenientes financieros y cómo evitarlos.
Por eso, la educación financiera para niños debería empezar ya desde casa. Son los padres los que enseñan a sus hijos buenos hábitos financieros, los que muestran qué significa ahorrar y los que inculcan que cada decisión tiene su consecuencia en el futuro. El dinero no debería ser un tabú en una familia que se preocupe por el futuro financiero de sus hijos. Los padres inteligentes les dan la paga a sus niños para que aprendan a establecer y alcanzar objetivos, hablan de finanzas de manera abierta e intentan introducir asuntos económicos de modo divertido y comprensible, por ejemplo a través de actividades didácticas, juegos y concursos.
Blog, libro o curso: la educación financiera tiene varias caras
Sin duda alguna, los adultos que quieran gozar de estabilidad financiera, prepararse para los posibles inconvenientes y evaluar todos los riesgos de sus decisiones deberían invertir tiempo en su educación financiera personal: los libros, los cursos, los webinars o el asesoramiento gratuito que a veces ofrecen profesionales son solo algunas ideas que permiten alcanzar un nivel formativo más avanzado. En realidad, ampliar tus conocimientos no requiere muchos recursos: la mayoría de los materiales útiles se pueden encontrar por internet o en bibliotecas. Basta con dedicarle un poco de tiempo a explorar los conceptos claves de la economía y no desanimarse demasiado pronto.
¿Y por dónde comenzar?
Si no sabes en qué centrarte en los primeros pasos de tu educación financiera, intenta empezar por analizar tu situación económica actual: ¿cuáles son tus ingresos y gastos fijos? ¿Cuánto dinero te queda a fin de mes? ¿No eres capaz de ahorrar ni un céntimo? Entonces, ¿cuáles son tus metas financieras y qué ideas tienes para alcanzarlas? Si has intentado poner orden en tus finanzas varias veces pero siempre has fracasado, ¿cuál fue la razón? Si logras identificar el factor que te impide conseguir tu objetivo, te será más fácil planear y alcanzar las metas establecidas.
¿Qué más puedes hacer?
Busca posibles fuentes de financiación. Igual puedes deducir algo en la próxima declaración de la renta. Quizás tengas un pequeño capital y puedas ponerlo a trabajar. ¿Sigues siendo cliente de un banco solo por costumbre, a pesar de que otras entidades te pueden ofrecer condiciones mucho más favorables? Medita sobre las soluciones que sueles rechazar a priori. Puede que estas tengan más sentido de lo que piensas.
Y lo más importante: no tengas miedo a preguntar. La hipoteca inversa, los diferentes tipos de interés, las diferencias entre crédito y préstamo… Todas estas cuestiones no son para nada intuitivas. Si no conoces una palabra, o un concepto te resulta poco claro, busca ayuda. Recuerda: ¡las personas curiosas tienen más posibilidades de tener éxito!
Si en un momento dado los gastos te superan, o si te surgen un par de imprevistos que te descolocan el presupuesto, siempre puedes recurrir a los préstamos rápidos que ofrecemos en CreditoSi. De este modo, podrás afrontar cualquier problema provisional con condiciones favorables.
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